La bomba atómica de Hiroshima supuso el fin de la guerra y la victoria del bando aliado sobre Alemania y Japón. Para los japoneses la bomba atómica es un recuerdo aún muy reciente. Tanto es así que prácticamente ningún nipón desea hablar sobre el tema y se muestran muy incómodos cuando alguien recuerda lo sucedido en la guerra. La primera de las dos bombas atómicas que cayeron en Japón provocó una enorme destrucción. Desde el lugar en el que cayó, el primer edificio que permaneció intacto fue la Cúpula Genbaku y, si bien tiene bastantes desperfectos a causa de la explosión, permaneció en pie y fue por ello que desde ese momento las autoridades japonesas centraron sus esfuerzos en preservarlo en las mismas condiciones.
Después de que pasara a formar parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1996, este edificio realizado en ladrillo y hormigón y diseñado por el arquitecto de origen checo Jan Letzel ha pasado a convertirse en todo un símbolo de paz que sirve para el recuerdo de la humanidad de lo que supuso aquella guerra y que entre todos centren sus esfuerzos en evitar que todo esto vuelva a suceder.
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