La religión sigue siendo muy importante en muchos países del mundo, pero hay una región en la que significa muchísimo, donde los valores religiosos se siguen manteniendo como guías para el alma y el espíritu, para el camino recto de cada persona y de la propia sociedad. Ese lugar es Sudamérica, con una inmensa mayoría de cristianos que poseen diferentes credos, desde los evangelistas hasta los adventistas, pasando, por supuesto, por los católicos. Los países sudamericanos siguen muy apegados a esa religiosidad que trajeron siglos atrás los conquistadores europeos, aunque la han mezclado con sus propios tropos, con su propia cultura, haciéndola mucho más suya y generando cultos muy especiales.

Brasil es uno de los países más destacados a este sentido, conservando una gran mayoría de creyentes cristianos y practicantes que se toma la religión como lo más importante en sus vidas. Ya sean católicos o evangelistas, una congregación que cada vez crece más en el país carioca, los creyentes acuden a los ritos cada semana y también se aseguran de que su parroquia esté bien cuidada. Desde las más pequeñas aldeas a las ciudades más grandes de Brasil, en cada rincón del país encontramos un lugar donde rezar, un sitio donde poder entregarnos a Dios en cuerpo y alma. Sin embargo, Brasil cuenta con el honor de poseer la segunda iglesia más grande del mundo y la más grande de toda Sudamérica. Se trata de la Basílica de Nuestra Señora Aparecida, ubicada en el estado de Sao Paulo, al sur del país.

Historia de la Basílica de Nuestra Señora Aparecida

basilica-nuestra-senora-aparecida-2

Como cada gran templo, la historia de esta basílica también es muy curiosa y tiene que ver con la propia aparición de la virgen. Se cuenta que a principios del siglo XVII, Pedro Almeida, gobernador del Estado de Sao Paulo, viajaba hacia la ciudad de Minas Gerais cuando paró en un pueblo  para pedir comida a sus habitantes para así alimentar a la población. Encomendó a varios pescadores que trajeran cuantos peces encontraran en el río, y los hombres estuvieron todo el día faenando en el Paraiba du Sul sin tener mucha suerte. Hasta que en una de las veces que recogieron las redes, el agua les entregó una figura de cerámica de una virgen decapitada. Poco después encontraron la propia cabeza, y la talla estuvo completa. A partir de ese momento, los hombres no pararon de pescar durante todo el día, como si la virgen hubiera intercedido por ellos.

En un primer momento se identifica a la talla como la perdida Virgen de la Concepción, pero cuando años después uno de esos pescadores la lega a su hijo y este le pone un altar cerca de su domicilio, la figura ya tiene el nombre de Nuestra Señora de Aparecida. Poco a poco se va generando un gran culto alrededor de la talla, que dicen que hace milagros. El pequeño poblado donde se encuentra la capilla crece, y la propia iglesia también lo hace, tratando de acoger a todos los feligreses que llegaban. La primera versión del templo quedó inaugurada en 1745, pero fue reformada en numerosas ocasiones durante el siglo XIX, y más tarde, también en el XX, ya convertida en un lugar de culto imprescindible en el Sur de Brasil. La ciudad donde está, de hecho, toma el nombre de la virgen, Aparecida, convertida esta figura ya en patrona de Brasil desde hace décadas.

Construcción de la Basílica de Nuestra Señora Aparecida

Como explicábamos arriba, el templo comenzó a construirse como tal en 1745, aunque era una capilla mucho más modesta. A causa de la popularidad que estaba alcanzando en todo el país, se tuvo que agrandar en numerosas ocasiones, reformándose durante estos dos últimos siglos para convertirla en la imponente basílica que encontramos hoy en día en Aparecida. En 1946 se empieza a construir la basílica que vemos hoy en día, y que sería consagrada por el propio Papa Juan Pablo II en 1980, convertida ya en el templo más grande de América, con capacidad para 40.000 personas en el interior y cerca de 75.000 en la explanada que la antecede. La basílica es la joya centra de todo el complejo eclesiástico de la ciudad, conocido como el Santuario Nacional de Aparecida.

Ubicación de la Basílica de Nuestra Señora Aparecida

nuestra-senora-aparecida-3

Desde el primer momento, el templo primigenio se encuentra en la ubicación actual, que de hecho toma su nombre de la propia virgen. La ciudad de Aparecida forma parte del estado de Sao Paulo, en el suroeste de Brasil, uno de los más importantes del país carioca. La ciudad surgió como un pequeño poblado cercano al propio templo, y fue creciendo con el mismo. Sin embargo, todavía sigue siendo una ciudad relativamente pequeña, sobre todo para lo que es Brasil, un país superpoblado. Con apenas 38.000 habitantes, Aparecida es conocida en toda la nación por el Santuario Nacional donde está la patrona de Brasil. Cada año, devotos de la imagen visitan la ciudad, que vive en buena parte de ese turismo religioso que tan bien le viene para sus negocios.

Curiosidades de esta basílica

Como decíamos arriba, este templo no es como otro cualquiera que podemos encontrar en Brasil. Después de su última remodelación, hace poco menos de un siglo, la Basílica se convirtió en el templo más grande de toda Sudamérica, y la segunda iglesia más grande del mundo cristiano, solo  por detrás de la Basílica de San Pedro en Ciudad del Vaticano. Consagrada tras su remodelación por el Papa Juan Pablo II, también fue el lugar donde el sumo pontífice actual, Francisco, dio su primer sermón en América del Sur, su región originaria, después de ser elegido como Papa en 2013. Esto ocurrió durante la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud, congregando en el Santuario a decenas de miles de personas, el doble de toda la población de la propia ciudad.